7 de noviembre de 2010


Presentación de Gioconda Belli en el lanzamiento del PIE en Managua, 22 de Octubre, 2010

Queridas ciudadanas:

BIENVENIDAS AL PAIS DE LAS MUJERES, a este lugar donde reina el erotismo, el buen humor.

La Presidenta Viviana Sansón me ha delegado a mí para que en su representación les hable del libro que cuenta su historia. En el País de las Mujeres, ya ven, a las intelectuales hasta las Presidentas nos ceden su lugar.

Les voy a hablar entonces de cómo se arregla el mundo. Los hombres creen que es complicado. La mayoría de los libros donde ellos proponen cómo arreglarlo suelen ser aburridísimos, llenos de cuadros, estadísticas y palabras enredadas. Sólo ellos y sus lectores hombres (se supone), los entienden.

En cambio, en EL PAIS DE LAS MUJERES, mi presidenta, Viviana Sansón –que por cierto me pidió que hoy saludara a todos ustedes en su nombre- les propone algo totalmente nuevo en política: la filosofía del FELICISMO.

Es simple: lo que todos queremos en nuestros países es estar mejor. Pero ¿por qué vamos a medir la felicidad por el Bruto Producto Interno? Miren que hay países con un Producto Interno Bruto alto, y tienen récord de suicidios, o países que son líderes mundiales y en los que abundan esos locos que un día de tantos salen a matar en una oficina de correos, un colegio o cualquier otro lugar por puro gusto.

Un dato que le llamó la atención a mi presidenta Viviana Sansón, es que un habitante de Harlem, el barrio negro de Nueva York, con un producto bruto de país DESARROLLADO, tiene menos chance de llegar a viejo que un pobre habitante de Kerala en la India, un país como saben con enormes problemas de pobreza.

Entonces, ¿cuál es el chiste de vivir en el desarrollo, si te vas a morir joven? Ninguno.
De allí que, muy atinadamente, nuestra Presidenta y jefa del Partido de la Izquierda Erótica, haya decidido, con el apoyo de otra cinco mujeres y yo, designada la escribana del grupo, lanzar un sistema de gobierno cuyo eje no sea la ganancia, ni la productividad, sino la FELICIDAD de todos y cada uno de sus ciudadanos.

Y la felicidad, comienza por casa. De manera que su razonamiento ha sido muy sencillo: nos dejamos de matar en esas discusiones que si capitalismo o socialismo, abrazamos el felicismo y comenzamos por cambiar como funciona nuestra propia casa.

Nosotras, las del Partido de la Izquierda Erótica, estamos convencidas que haciendo eso le ganamos la partida a Marx, Lenin, Adam Smith, Friedman y a todos esos ciudadanos largamente fallecidos, en este asunto de cambiar el mundo. Y es que ya se probaron los métodos de todos ellos y miren donde estamos…

Si ustedes le ponen mente, verán que los políticos y los presidentes cambian carros, cambian ministros, cambian políticas, pero al final ¿qué cambian? Los ciudadanos de los países seguimos iguales desde tiempos inmemoriales, y muchas veces, peor.

Hay países que dicen crecer y ser ricos, pero no vemos que su gente esté mejor.

Cambian las cosas afuera, pero nada cambia adentro, en la casa, en ese lugar donde cada quien aprende como comportarse y absorbe los valores humanos con que enfrentará el mundo de afuera. La gente que generamos sigue teniendo problemas de violencia –y a las mujeres cada vez más nos aporrean- de frustración, de metabolismo, obesidad…en fin, no es necesario que se los explique, estoy segura que me entienden.

¿Y quién nos dice que no aprendemos eso desde la cuna? Desde que abrimos los ojos, entramos a un mundo dividido entre quien puede más y quien puede menos.

La verdad es que el mundo fue diseñado por los hombres –que han mandado y siguen mandando hasta ahora – y lo diseñaron para los hombres. La mujer poco a poco fue reclamando su lugar en el mundo, y ese mundo de los hombres nos ha ido incorporando, bastante a regañadientes. Ahora ya hay mujeres en todas partes, pero las casas y las oficinas siguen funcionando como siempre. Por eso a la mujer que trabaja se le complica la vida cuando se casa y tiene hijos. Cuando eso sucede, como quien dice, nos sale la Virgen, es decir no nos queda más que rezar para no volvernos locas, porque nos toca no sólo trabajar, sino hacer malabares para manejar la casa, el marido y los hijos; y a veces la casa y los hijos cuando el hombre sale despavorido.

Viviana Sansón, nuestra presidenta, se planteó eso muy claro: la munda no cambiaría a menos que alguien se atreviera a darle vuelta al calcetín en un lugar como nuestro país, Faguas, esa pequeña y olvidada República.

Nuestro Partido trabajó arduamente y hasta logró la complicidad de un volcán para lograr que un grupo de mujeres atrevidas se metieran a darle rienda suelta a la imaginación, para acabar de una buena vez con esa segregación entre el trabajo y la casa, que tiene como base la existencia de las esposas, las domésticas o las hijas solteronas.

Al país (al nuestro y seguramente a unos cuantos más), lo que le falta es una buena limpiada. Así dijo nuestra Presidenta: hay que barrerlo, sacudirlo, lavarlo y dejarlo limpio y oliendo a ropa planchada. Y lo fundamental: cuando lleguemos al poder no vamos a imitar a los hombres; vamos a gobernar con todos nuestros atributos de mujeres.

Nuestra propuesta, en síntesis, simple y natural, fue la de poner en práctica todo lo que aprendimos en nuestra experiencia como mujeres, cuidadoras de la vida y de la paz dentro de nuestras familias, para cambiar las reglas del juego del poder.

Y lo hicimos. Pero para lograrlo, tuvimos que mandar a todos los hombres de vacaciones a sus casas, licenciarlos con seis meses de sueldo pagados. No dejamos ni un solo hombre en las dependencias del gobierno; ni un chofer, ni un policía, ni un jardinero. A las esposas que habían dejado de trabajar para dedicarse a las labores domésticas –en nuestros países el 40% de las mujeres se dedica solamente a las labores domésticas y no tiene ingresos propios- las reclutamos para que ocupaban los puestos de los hombres.

Se nos armó Troya por unos días, pero para aflojar las tensiones, decidimos entre otras cosas, hacer un reality show de esos que filman todo lo que pasa dentro de un apartamento, por ejemplo, y escogimos cinco hombres para participar en lo que llamamos El Show de los Campeones Domésticos. Un equipo de TV filmaba a los cinco contendientes, una semana a cada uno para ver cómo se las ingeniaban con los hijos, la limpieza, la cocina, los mandados. Al ganador le ofrecíamos como premio una casa amoblada. Y el tal programa superó en popularidad a las telenovelas y fue tan exitoso que todavía sigue transmitiéndose.

Lo filosófico del asunto fue que los hombres se dieron cuenta de que el problema no era que las labores del hogar fueran tan difíciles o imposibles para ellos, sino que había que hacerlas todos los días, sin fallar uno. Lo que es más importante, se dieron cuenta de que es un trabajo duro, que apenas le deja a uno tiempo de pensar y que implica un aislarse del mundo de los adultos en donde se producen las decisiones que nos afectan a todos.

Como bien dice el refrán, nadie aprende en cabeza ajena, pero calzarse los zapatos de otro sí que enseña. ¡Quizás por eso en la portada de mi novela los editores tantos zapatos!
Ya sin los hombres demorando y complicándonos todo lo que queríamos hacer, nos pusimos manos a la obra. Hicimos mucho, muchísimo, y eso sí no se los voy a contar porque quiero que lo lean en esta crónica de la izquierda erótica que es EL PAÍS DE LAS MUJERES.

Soy una mujer que vengo de regreso de planes y revoluciones que buscaban cambiar gobiernos y sistemas políticos. A pesar de cuántas desilusiones he acumulado en mi vida, sigo siendo optimista. Esta novela me ha brindado la oportunidad deliciosa de tirar por la borda filosofías gastadas y desenvainar la imaginación y el sentido común para pensar, con humor y con amor, en cómo el cambio de una pieza fundamental de este escenario de crisis y violencia que vivimos, podría ser una bocanada de aire fresco en la atmósfera estancada del pensamiento político y social de estos días.

El PIE es una propuesta novedosa. Para ser miembro no se necesitan más que ganas. No importa que uno sea miembro de otro partido. Dentro de cualquier partido, las que quieran pueden proponer las ideas del PIE y luchar por ellas. Para discutir las ideas tenemos un foro, el sitio Web: http://www.partidoizquierdaerotica.com/

Ustedes entran allí, proponen y todas discutimos las propuestas y luego cada quien las adapta como mejor les convenga a su realidad particular.

Cada quien, desde su propio nido, puede lanzar estas ideas, luchar por ellas, sabiendo que cuenta con el respaldo de TODAS las otras mujeres que estamos en el PIE y hasta de todos los hombres que quieran afiliarse como mujeres honorarias.
El PIE está pensado para ser un PARTIDO GLOBAL que se nutra con las mejores energías de todas en cualquier parte del mundo. Lo que propone es una revolución sin más armas que las palabras, las ideas y las ganas.
¡Únanse al PIE PARA QUE NO SIGAMOS METIENDO LA PATA!
MATRIA LIBRE Y A VIVIR FELIZ

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